¿Carne o carné?
Una sola tilde es capaz de confundir al más pintado. No quiere decir lo mismo carne que carné; hasta ahora la carne era la de toda la vida y los carné eran de plástico. Todos sabíamos distinguir una materia de otra y, salvo en algún show televisivo, a nadie se le ocurriría comerse un carné “al punto”.
Sin embargo, tal como pintan las cosas para consumir carne “de la de siempre” va a hacer falta tener carné. Entramos en la era en la que los carné son virtuales y, si no lo evitamos, la carne será de plástico.
Son los nuevos tiempos. Es la era digital y también la era del engaño. El escritor Vidal Maté en su artículo “los enemigos de la carne”, publicado en “Euroganaderí-EU” dice: “en las clases de religión de antaño, los enemigos del alma eran tres, el demonio, el mundo y la carne… Hoy los enemigos los tiene la carne y se hallan por todas partes”.
De ahí, creo entender, han venido todaslas confusiones y licencias. Una vez perdida el alma, se ha ganado el acento y el sino de la realidad virtual donde la imagen la crean los del carné, los diablo del mundo, “filántropos y mecenas”, curiosamente todos multimillonarios, pero entregados a la felicidad de todos nosotros. El último en aparecer en escena, ya acostumbrados a Bill Gates, Soros y demás “personajes” ilustres, es Jim Mellon, quien según él mismo es un “educador mundial” (los aires de grandeza de los multimillonarios filántropos no tienen límite).
El autor del libro ‘Moo’s Law: An investor’s Guide to the New Agrarian Revolution’, afirma que se podría eliminar una quinta parte de las emisiones de carbono causadas por la cría intensiva de animales. Asevera que en la actualidad entre el 14,5 % y el 18 % de todas las emisiones mundiales que causan el calentamiento global procede de este tipo de ganadería.
El señor Mellon asegura que "el cambio es bueno" y añade que "las nuevas industrias que resulten de lo que estamos haciendo serán mejores, en general, para la gente". En una reciente entrevista con la periodista Jane Witherspoon en el programa “Interview” de Euronews, el educador mundial invita a dejar de consumir carne, leche y pescado y asegura que el origen de la pandemia actual y futura proviene de la “mala praxis alimentaria en el lejano Oriente, donde el 80% de los antibióticos va a parar a los animales de granja”. También Bill Gates ha puesto su empeño -y sus altas influencias- en abolir la carne. En su nuevo libro “Cómo evitar un desastre climático” insta a una política gubernamental para evitar el desastre mediante logros tecnológicos.
Para ello ha instado a las naciones ricas a cambiar a carne 100% sintética, pero también dice: “no creo que los 80 países más pobres coman carne sintética”. Evidentemente las artimañas del espejo, de la virtualidad y de los “logros” tecnológicos no alcanzan a aquéllos para quienes comer carne es su primera necesidad, seguramente porque ese mercado que pretenden introducir de sustanciosas ganancias para sus bolsillos, ya muy abultados, no resulta rentable en los países menos desarrollados.
Y es en esta confusión donde queremos detenernos un instante. No sabemos con seguridad, aunque sí con certeza, las intenciones del “Club de los Educadores Mundiales”, pero que estos multimillonarios trabajen en el mismo sentido con determinadas corrientes ideológicas y sociales no deja de ser curioso o inquietante… podemos vaticinar que nada bueno nos espera. Las recientes declaraciones del paje, mensajero y acólito Ministro Garzón son solo un ejemplo. Es extraño también que los tentáculos del club de la “nueva educación” se hayan extendido de tal modo que incluso aquellos que aparentemente piensan distinto y tienen gustos culinarios diferentes, por aquello de las corrientes y el voto, miran su carné y se suman a los intereses del “pulpo”.
Mientras tanto, entre tanta oferta de plástico y de carné aparece una nueva oferta de bichos, gusanos y parásitos con nuevas oportunidades de negocio: las granjas de insectos. 'Vivir para ver'- dijo el ciego.
Ángel Samper- Secretario General Asaja Aragón